En el mundo actual, la agricultura se centra cada vez más en una producción basada en costos en lugar de en preceptos técnicos.
Nos dimos cuenta de que hoy en día varias prácticas de conservación que antes se hacían, como el cultivo mínimo, por ejemplo, ya no se practican. Y las consecuencias tendrán un impacto directo en la economía, y especialmente en el bolsillo de los agricultores.
El equipo técnico de las empresas investiga y comprueba la mayor eficiencia de un producto. Pero lo que pasa es que no se adquirirá, sino que pasará por un departamento de compras, y esto, no alineado con el mejor resultado en productividad, sólo busca reducir costes en su sector.
Obtendrán así un producto barato que no supondrá ningún ahorro real para la empresa/productor, haciendo valer el viejo dicho de que “lo barato sale caro”.
El futuro del campo sin abonos orgánicos
En el área del manejo de suelos, existen varios métodos o prácticas de conservación y preservación.
Entre ellos, algunos que podemos destacar y que son de relevante importancia: plantación a nivel (uso de curvas de nivel), abonos verdes, encalado, uso de fertilizante organico, control de incendios, rotación de cultivos, labranza mínima y siembra directa.
Debemos elegir el método que sea más adecuado a nuestras condiciones ambientales (químicas, físicas y biológicas) y socioeconómicas.
Es difícil ver hoy en día un cultivo que tenga una línea de contorno, son pocos los productores que aún realizan esta práctica.
Otra gestión que ha caído en desuso y sólo conservamos el nombre, es la siembra directa. Esta práctica de conservación del suelo, que tiene como objetivo mejorar los atributos químicos, físicos y biológicos del suelo, ha perdido su significado.
El suelo ya no se conserva plantando coberturas verdes para mantener la humedad del suelo, la materia orgánica, la vida biológica (microorganismos), etc. Y sí, simplemente plantar sin alterar el suelo.
Lo que notamos es que algunos productores buscan reponer este stock de materia orgánica, utilizando fertilizantes orgánicos. Sin embargo, debemos tener especial cuidado para que el suelo reciba un producto de calidad.
Cinco consejos para elegir el mejor fertilizante orgánico
A continuación te presentamos cinco sugerencias que pueden ayudarte a elegir el abono orgánico ideal para tu siembra:
- Los fertilizantes orgánicos de buena calidad deben tener una relación C/N baja, lo que favorece la mineralización de los nutrientes presentes en el fertilizante;
- Deben aportar un contenido importante de nutrientes;
- Deben ser productos que no nos traigan enfermedades, semillas, malos olores (que atraerán insectos), etc.;
- Deben tener un alto contenido en carbono orgánico, procedente de una fuente que no se transforme ni se pierda en forma de CO.2;
- Deberían ayudar a aumentar la actividad microbiana del suelo.
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Autor: Ing. Ana Elisa Velho