El arroz (Oryza sativa L.) es el segundo cereal más cultivado y el principal alimento de más de la mitad de la población mundial, ocupando una superficie aproximada de 163 millones de hectáreas, y puede ser sembrado bajo diferentes sistemas y en diferentes ecosistemas, con énfasis en llanuras aluviales y tierras altas (FREITAS et al., 2021). La producción puede verse afectada en diversos grados por las precipitaciones, la temperatura del aire, la radiación solar y el fotoperiodo. El consumo aparente medio mundial es de 54 kg/persona/año. El arroz forma parte del mercado mundial de granos secos y está creciendo a un ritmo sólido debido a una mayor conciencia de sus beneficios para la salud (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, 2020; EMBRAPA, 2008).
Brasil se encuentra entre los mayores productores de arroz (USDA, 2018). El cultivo de arroz se practica utilizando dos técnicas de cultivo, de riego y de temporal, siendo la región Sur, principalmente los estados de Rio Grande do Sul y Santa Catarina, responsables por alrededor de 75% de producción nacional, a través del sistema de riego. El resto de la producción se concentra en los estados de Mato Grosso, Maranhão y Roraima con el cultivo de arroz de temporal (CONAB, 2018).
Sistema de riego
El sistema de riego demanda conocimientos por parte del arrocero (productor de arroz), manejo, preparación del suelo, fertilización, semillas, entre otros. Presentando altos costos de inversión en preparación del terreno e insumos (ROLÃO et al., 2018). Se distinguen los sistemas de cultivo utilizados en el cultivo del arroz de riego, en preparación del suelo, métodos de siembra y manejo inicial del agua y se titulan: Sistema convencional, Cultivo mínimo, Siembra directa, Pregerminado y Trasplante de plántula (AGEITEC, 2014; CONAB, 2015; NUNES , 2016).
El sistema convencional de preparación del suelo comprende la preparación primaria (arado) y secundaria (gradas o cepilladoras) (ROLÃO et al., 2018). La preparación primaria consiste en operaciones más profundas realizadas con arado encaminadas a romper las capas compactadas y eliminar la cubierta vegetal; en secundaria, se realizan operaciones de superficie para nivelar, destruir costras del suelo, agregar abonos, fertilizantes y pesticidas y eliminar malezas. La siembra puede realizarse al voleo o en hilera (NUNES, 2016).
En cultivo mínimo, la preparación del suelo implica la formación de una cubierta vegetal, con muros de base amplia y perfil bajo. La siembra de arroz se puede realizar sobre tierra apisonada, ya que existe maquinaria adecuada que permite este procedimiento (CONAB, 2015). Las semillas se lanzan directamente a la cobertura vegetal secada con herbicida, sin movilización del suelo (NUNES, 2016).
La siembra directa emplea un movimiento mínimo del suelo, una cobertura permanente del suelo y una rotación de cultivos (CONAB, 2015). Implican operaciones de sistematización de la superficie del suelo o planificación, encalado, construcción de infraestructura de riego y drenaje de caminos. La semilla se coloca directamente en el suelo, no superando de 25 a 30% de la superficie del suelo perturbado (NUNES, 2016).
El sistema pregerminado se diferencia por el uso de semillas pregerminadas en suelo inundado (ROLÃO et al., 2018). La preparación del suelo comprende las siguientes operaciones: una o dos aradas en suelo seco, una o dos rastras para diluir los terrones en el suelo, aplanado y bloqueo, inundando el terreno con una profundidad de 10 cm (aproximadamente 15 días antes de la siembra), nivelación y alisado del terreno. suelo mediante tablones de madera (AGEITEC, 2014; NUNES, 2016).
El trasplante de plántulas abarca las fases de producción y trasplante de plántulas. Las plántulas comienzan a emerger, las cajas se riegan diariamente, hasta la fase bifoliar (12 a 18 días), se aplican fungicidas específicos. Generalmente el trasplante se realiza alrededor de 12 a 18 días después de la siembra, es decir, cuando las plántulas alcanzan de 10 a 12 cm de altura (AGEITEC, 2014). La preparación del suelo, el manejo del agua, el control de malezas, plagas y enfermedades son similares a los del sistema pregerminado (NUNES, 2016).
El riego de los cultivos de arroz está condicionado por el sistema de cultivo elegido, por lo tanto, la admisión de uno o más sistemas diferenciará los tiempos de inicio y fin del riego, manejo y uso del agua y preparación del suelo (NUNES, 2016). Existe predominio del sistema de cultivo con tierra apisonada nivelada, donde el riego se realiza sistematizando el cultivo (CONAB, 2015). Este cultivo requiere agua durante todo su ciclo, el cual dura entre 100 y 140 días para cultivares en sistema inundado, sin embargo, hay tres fases que demandan mayor demanda: establecimiento del cultivo y macollamiento, inicio de diferenciación de panículas (PDI) y llenado de granos (ROLÃO et al., 2018).
Es recomendable no retirar agua del cultivo antes de los 30 días posteriores a la aplicación de pesticidas, solo realizar el mantenimiento de las cuchillas (NUNES 2016). La operación de recolección se realiza mediante cosechadoras autopropulsadas que realizan procedimientos de corte, recolección, trilla y limpieza (AGEITEC, 2014).
Sistema de tierras secas
El sistema de temporal requiere pocos insumos, lo que resulta en un bajo costo de inversión inicial. Se diferencia del arroz de regadío, ya que la mayor parte se realiza en secano (COLOMBO; JÚNIOR, 2015; ROLÃO et al., 2018).
El arroz de secano se cultiva en cinco situaciones: apertura de áreas, rotación con otros granos de siembra directa, renovación de pastos, sistemas de integración cultivo-ganado-bosque y fuera de temporada (AGEITEC, 2014; NUNES, 2016). El sistema de rotación promueve la sostenibilidad del suelo al adoptar un manejo adecuado de la preparación del suelo, específicamente arroz de altura en suelos de cerrado, la productividad se estabiliza o disminuye en el segundo año de monocultivo y disminuye en los años siguientes, sin embargo, cuando se rota cada dos años con soja, aumenta significativamente la productividad ( NUNES 2016; ROLÃO et al., 2018).
El Sistema de Siembra Directa (SPD) facilita la gestión de los sistemas de producción. El efecto del nitrógeno aplicado sobre la SPD del arroz cultivado después de la soja es relativamente bajo, en comparación con otros sistemas de producción (ROLÃO et al., 2018). Los sistemas de producción de arroz en zonas de pastoreo consisten en la siembra de pasto cuando finaliza la cosecha, brindando una alternativa para la preparación del suelo. La siembra tardía de pasto reduce la competitividad entre cultivos intercalados y permite una mayor productividad de los cultivares de arroz (NUNES 2016). La mayoría de los cultivos de arroz de secano se ubican en la región del cerrado y, en consecuencia, los suelos tienen baja fertilidad, destacando el manejo de la fertilidad como uno de los factores esenciales en el cultivo (NUNES 2016). Se destacan los elementos esenciales: nitrógeno, fósforo y potasio son los que la planta necesita en mayores proporciones (ROLÃO et al., 2018). El uso adecuado de fertilizantes es una forma viable de aumentar la productividad además de reducir los costos de producción y posibilitar una mayor rentabilidad para los productores (AGEITEC, 2014; NUNES, 2016). Los cultivares de arroz de temporal tienen un ciclo de entre 110 y 155 días (CONAB, 2015; NUNES, 2016).
La metodología de recolección puede ser realizada: manual, semimecanizada y mecanizada. El manual consiste en las operaciones de corte, rastrillado, recolección y trilla que se realizan de forma manual; semimecanizado, las etapas de corte, rastrillado y recolección son manuales, sólo se mecaniza la trilla; mecanizado, todas las fases son realizadas por máquinas (AGEITEC, 2014; NUNES, 2016; ROLÃO et al., 2018).
MANEJO DE FERTILIZACIÓN
La fertilización se producirá de forma diferente según el sistema de cultivo. Primero abordemos la fertilización en un sistema de riego. Seguiremos la recomendación del manual de encalado y fertilización para los estados de Rio Grande do Sul y Santa Catarina, 2016.
Sistema de riego
La fertilización está asociada con la respuesta esperada del cultivo. Así, se espera una alta respuesta a la fertilización cuando el arroz se cultiva en condiciones climáticas favorables, especialmente alta radiación solar durante el período productivo, uso de cultivares con alto potencial productivo, siembra en épocas y densidades apropiadas para la región de cultivo, manejo adecuado del riego. , malezas, especialmente arroz rojo, enfermedades y plagas. En situaciones en las que alguno de estos factores no sea el adecuado, la respuesta esperada a la fertilización será media, o incluso baja, debiendo ajustarse las recomendaciones, reduciendo las dosis de fertilizante.
El nitrógeno (N) favorece el crecimiento de las plantas, aumentando el número de macollos, el número de panículas y los granos por panícula. El fósforo (P) es necesario para el macollamiento, la formación (llenado) y la calidad del grano (BARBOSA FILHO, 1989; CASTRO et al., 2013). El potasio (K) es uno de los nutrientes esenciales para el crecimiento del arroz, actuando en la fotosíntesis de la planta, contribuyendo a la apertura y cierre de los estomas de las hojas, además de ser responsable del transporte de carbohidratos solubles dentro de la planta (SANTOS, 2018). Sin embargo, además de todos estos efectos, el K tiene la capacidad de fortalecer las paredes celulares del tallo con lignina, proporcionando mayor resistencia al acame, enfermedades y plagas en el arroz (BARBOSA FILHO, 1989).
Nitrógeno
El nitrógeno es el segundo nutriente más extraído y el más exportado por el cultivo del arroz (FORNASIERI FILHO; FORNASIERI, 2006), es constituyente de numerosos compuestos orgánicos como aminoácidos, ácidos nucleicos y proteínas (EPSTEIN, 1975). La deficiencia de nitrógeno en el arroz es relativamente común en Brasil, lo que estaría relacionado con factores como: bajo contenido de materia orgánica en el suelo; pérdidas por lixiviación y volatilización; uso reducido de fertilizantes nitrogenados; desequilibrio nutricional; deficiencia de agua (EPSTEIN, 1975; RAIJ, 1991; FAGERIA; SANT'ANA; MORAIS, 1995). Es uno de los principales factores involucrados en la productividad (FAGERIA; BALIGAR, 2001; FAGERIA; BARBOSA FILHO, 2001) y en la mejora de la calidad nutricional del grano de arroz (FERRAZ JUNIOR et al., 1997). Cuando se suministra en cantidades superiores a las necesidades del crecimiento vegetativo, cerca de la antesis, permite aumentar el contenido proteico (CHING; RYND, 1978), con un aumento del valor biológico al interferir positivamente con la fracción proteica de la glutelina, ( CHING; RYND, 1978; FERRAZ JUNIOR et al., 1997).
Tabla 1 - Requerimiento de nitrógeno para el cultivo de arroz.
Para arroz producido por siembra en suelo seco, se recomienda aplicar, al momento de la siembra, entre 10 y 20 kg N/ha y el resto como abono. 50% de la dosis total es en la etapa de tres a cuatro hojas (V3/V4) y el resto debe aplicarse en el inicio de la panoja (etapa R0). Sin embargo, esta etapa no se puede visualizar en campo, por lo que se utiliza como referencia la etapa de diferenciación de panículas (etapa R1). El primer aderezo debe realizarse, preferiblemente, en suelo seco, antes del inicio del riego del cultivo, que debe realizarse lo antes posible (hasta 3 días). Las aplicaciones de aderezo después de la inundación del suelo se realizan bajo el agua. En estos casos se deberá detener la circulación de agua en el cultivo durante al menos tres días.
Para el arroz pregerminado no se recomienda la fertilización nitrogenada al momento de la siembra, debido al riesgo de pérdida del elemento y al bajo requerimiento del cultivo en la fase inicial de cultivo. Para cultivares de ciclo corto (hasta 120 días) y medio (entre 120 y 135 días), se recomienda aplicar alrededor de 50 % de la dosis de N recomendada en la etapa (V3/V4) y el resto en la etapa de iniciación. . de la panícula (R0). Para cultivares de ciclo tardío (> 135 días), la cobertura se puede dividir en tres aplicaciones iguales, en V3/V4, a mitad del macollamiento (V6/V7) y en R0.
El suministro de N vía fertilización es responsable del aumento en el rendimiento de grano y de componentes del rendimiento del arroz, como el número de macollos y panículas por unidad de área (SINGH; PILLAI, 1996), el número de espiguillas por panícula y el peso del grano (MARZARI, 2005). Aunque el arroz absorbe nitrógeno durante todo su ciclo, las demandas son mayores durante las fases de macollamiento y reproductiva (SCIVITARO et al., 2018). Sin embargo, es en este último, que comienza con el inicio de la panícula, donde la planta presenta mayor eficiencia en la absorción de N para la producción de grano, ya que el sistema radicular está más desarrollado y, en consecuencia, con mayor potencial de absorción de N. .nutrientes (MACHADO, 1993).
En un experimento llevado a cabo por Scivittaro et al. (2012) muestra que la absorción de N por el arroz, independientemente de la dosis, el tiempo de aplicación y la descomposición del fertilizante nitrogenado en el abono, la cantidad de N absorbida por el arroz es bastante alta, independientemente del manejo de fertilizante practicado, siendo alrededor de 70% exportados por granos. Esto demuestra la alta demanda de nitrógeno del cultivo, así como la necesidad de reponer el nutriente exportado, vía fertilización y/o adopción de prácticas culturales que favorezcan su acumulación. Cabe señalar también que el nivel de nitrógeno en la planta, la productividad del grano y la absorción de nitrógeno por el arroz están influenciados predominantemente por la dosis de nutriente aplicada en la cobertura, aumentando proporcionalmente a esta. La productividad del grano y la eficiencia en el uso de N por parte del arroz se benefician al ampliar el período de fertilización hasta la fase reproductiva.
Fósforo
En el sistema de siembra en suelo seco los fertilizantes fosfatados se deben aplicar e incorporar al suelo al momento de la siembra. En el sistema pregerminado, estos fertilizantes se pueden aplicar e incorporar con azada rotativa o grada al momento de formar el lodo o luego de volver a nivelar el área, antes de la siembra. Lo que puede pasar es aplicarlo antes de la siembra del arroz e intensificar el desarrollo de las algas. La aplicación de P se puede realizar a modo de cobertura, antes del inicio del macollamiento, entre los estados de dos y tres hojas (V2 y V3).
Tabla 2 – Requerimiento de fósforo para el cultivo de arroz.
En relación con la disponibilidad de fósforo, la inundación del suelo promueve un aumento en la disponibilidad de este nutriente para las plantas, principalmente al aumentar la difusión del elemento en la solución del suelo (compartimento del suelo del que la planta extraerá el nutriente), así como aumentar la cantidad de fósforo en la solución del suelo, que anteriormente quedaba atrapado en condiciones de temporal por el calcio y el hierro, por ejemplo (FERREIRA et al., 2008). Según investigaciones realizadas por Moraes & Freire (1974), en varios suelos de Rio Grande do Sul, el fósforo alcanza concentraciones máximas en la solución del suelo entre cinco y seis semanas después de la inundación. Así, en el cultivo de arroz pregerminado, por ejemplo, el aumento de la disponibilidad de fósforo se produce antes, en comparación con la siembra realizada en suelo seco. La dinámica de este nutriente en suelos inundados explica parcialmente la limitada respuesta del arroz irrigado a la fertilización fosfatada, incluso cuando los niveles de fósforo disponibles en suelos secos son bajos (FERREIRA et al., 2008).
Potasio
Al sembrar en suelo seco, se deben aplicar fertilizantes potásicos preferentemente en el momento de la siembra. En el caso del arroz pregerminado, se pueden aplicar fertilizantes potásicos, así como fosfatados, e incorporarlos con azada rotativa o grada cuando se forme lodo o después de volver a nivelar el área antes de la siembra.
Puede fraccionarse para evitar pérdidas de potasio, especialmente cuando se aplican dosis elevadas en suelos arenosos. En esta situación, se recomienda aplicar la mitad de la dosis al momento de la preparación del suelo (sistema pregerminado) o al momento de la siembra (sistema de siembra en suelo seco) y la otra mitad, a modo de cobertura, al inicio de la panícula, junto con la aplicación. de nitrógeno.
Tabla 3 – Requerimiento de potasio para el cultivo de arroz.
El potasio (K) es un nutriente esencial para el cultivo del arroz, actuando sobre varios procesos fisiológicos y bioquímicos de la planta, destacando la regulación osmótica, la activación enzimática, la regulación del pH y el equilibrio iónico celular, la regulación de la transpiración estomática y el transporte de productos de la fotosíntesis (DOBERMANN; FAIRHURST, 2000).
Los resultados de la investigación muestran que la fertilización con potasio aporta varios beneficios al cultivo de arroz, entre ellos promover el desarrollo del sistema radicular, aumentar el vigor de la planta, reducir el acame, aumentar la resistencia a plagas y enfermedades, aumentar el macollamiento y la producción de materia seca de la parte aérea y las raíces, además de un aumento en el número de granos llenados y peso del grano (HARTARI et al., 2018).
Toxicidad del hierro en arroz de regadío.
La inundación del suelo promueve la solubilización del hierro, lo que puede conducir a la acumulación de iones Fe. 2+ en la solución del suelo y alcanzan niveles tóxicos para el arroz. En el Cuadro 4 se presenta una interpretación de la probabilidad de que ocurra toxicidad por hierro en el cultivo, con base en el contenido de hierro extraído en solución de oxalato de amonio pH 6,0.
Tabla 4- Interpretación del riesgo de aparición de toxicidad por hierro en función del porcentaje de saturación de CTC (PSFe2+).
El uso de cultivares tolerantes es la forma más económica y eficiente de controlar el problema. El encalado previo del suelo y la fertilización (nitrógeno y potasio) también pueden minimizarlo.
Azufre
Los suelos alejados de las regiones industriales, con bajos niveles de materia orgánica y arcilla y cultivados intensamente con arroz de regadío, son potencialmente susceptibles a la deficiencia de azufre. En esta condición, caracterizada por un contenido de azufre (S) en el suelo inferior a 10 mg/dm3, existe una respuesta positiva en la productividad del cultivo a la aplicación del nutriente. La aplicación está limitada a 20 kg de S/ha.
Sistema de tierras secas
El nitrógeno tiene una alta demanda en este sistema, al igual que el de regadío, ya que el arroz es un pasto, por lo tanto, necesita una alta demanda de N.
Tabla 5 – Requerimiento de nitrógeno para el cultivo de arroz.
Aplicar 10 kg de N/ha al momento de la siembra y el resto como abono, al inicio del macollamiento, aproximadamente 40 días después de la emergencia. La fertilización con nitrógeno como aderezo se puede suprimir parcial o completamente, dependiendo de las condiciones climáticas.
Tabla 6 – Requerimientos de fósforo y potasio para el cultivo de arroz.
El sistema de producción a adoptar, las condiciones ambientales para el cultivo y la estimación de producción esperada son factores que determinan el correcto manejo de fertilizantes para el cultivo del arroz, lo cual es un factor importante para el rendimiento de la producción y el retorno financiero.
Sugerencia de fertilización ILSA para aumentar la productividad
ILSA Brasil cuenta con una línea completa de fertilizantes de suelo y foliares capaces de satisfacer todos los requerimientos nutricionales del cultivo de arroz. En preparación de suelos, la línea GRADUAL MIX de fertilizantes organominerales® aporta nitrógeno, fósforo y potasio que se combinan con la matriz AZOGEL® lo que promueve una mayor absorción de nutrientes minerales, aumenta la actividad biológica del suelo y además tiene un bajo impacto ambiental. Sigo pensando en el desarrollo inicial del cultivo, para el tratamiento de semillas con ILSAMIN Radix® aporta aminoácidos, sustancias húmicas, nitrógeno orgánico y carbono que potencian el desarrollo radicular, lo que favorecerá un mayor aprovechamiento del agua y nutrientes por parte de las plantas.
Como vimos en el texto, el nitrógeno es el nutriente extraído en mayores cantidades por el cultivo y tiene una influencia directa en todos los componentes del rendimiento del arroz. De esta manera, el suministro de nitrógeno de manera más eficiente promueve una mayor productividad, permitiendo que el cultivo exprese su potencial genético. Para suministrar nitrógeno de forma más eficiente, cuente con AZOSLOW®, fertilizante organomineral que combina la matriz orgánica AZOGEL en un solo pellet® rico en nitrógeno y carbono orgánico y aminoácidos con nitrógeno mineral que estarán rápidamente disponibles para la planta. La aplicación de AZOSLOW® se debe realizar en cobertura y dividir en dos momentos: 50% de la dosis en la fase vegetativa V3-V4 y 50% de la dosis al inicio de la diferenciación de la panoja, en cultivares de ciclo más largo este fraccionamiento se puede realizar en tres momentos: V3/V4 – V6/V7 – R0/R1.
ILSAMIN ÁGIL® aporta aminoácidos de la matriz de GELAMINA® los cuales promueven una mayor resistencia de las plantas a estreses abióticos durante su ciclo productivo. De esta manera ILSAMIN ÁGILE® Puede aplicarse foliarmente durante todo el ciclo del cultivo. ETIXAMIN KALLY®, fertilizante hidrosoluble de aplicación foliar se obtiene de la combinación de la matriz de GELAMINA® con fuentes minerales de potasio y azufre. Se recomienda su aplicación en el cultivo de arroz al momento del llenado de granos, ya que en este proceso el potasio juega un papel fundamental, ya que este nutriente transportará los fotoasimilados desde las estructuras vegetativas de la planta hasta los granos.
Referencias
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Autores
Ing. Agr. Dra. Angélica Schmitz Heinzen
Ing. Agr. Maestría en Ciencias. Carolina Custodio Pinto
Ing. Agr. Maestría en Ciencias. Thiago Stella de Freitas