soja (Glicina máxima [(L.) Merrill]), es el principal cultivo agrícola del país destinado a la exportación, lo que significa que Brasil ocupará un lugar destacado en el escenario agrícola mundial como el mayor productor mundial de este commodity en 2022. La Compañía Nacional de Abastecimiento (CONAB ) publicó, en julio de 2022, su 10° Encuesta de Cosechas, afirmando que en esta cosecha se sembraron 40.950,6 mil hectáreas, 4,5 % más que la cosecha 2020/21. Aún en este relevamiento, la producción obtenida fue de 124,05 mil toneladas, 10,2 % inferior a la cosecha 2020/21, y la productividad promedio alcanzada fue de 3.029 kg ha-1. Esta reducción respecto a la cosecha anterior se debe muy probablemente a la influencia del fenómeno La Niña, especialmente en las regiones Sur y Mato Grosso do Sul, con una drástica caída de las precipitaciones. El estado de Mato Grosso se ha consolidado como el mayor productor nacional, seguido por los estados de Goiás, Minas Gerais, São Paulo, Paraná y MATOPIBA – región importante para la expansión de la frontera agrícola del país, que comprende los estados de Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahía, según datos divulgados por el IBGE (2022).
La soja, según Sfredo et al. (1986), es un cultivo anual muy exigente en cuanto a todos los macronutrientes esenciales. Para que el cultivo utilice eficientemente los nutrientes, estos deben estar presentes en el suelo en cantidades suficientes y en relaciones equilibradas. La insuficiencia o desequilibrio entre nutrientes puede resultar en una absorción deficiente de algunos y una absorción excesiva de otros nutrientes. Para que este equilibrio se logre y mantenga es necesario que ciertas prácticas como el encalado y la fertilización se utilicen de manera racional, siempre en base al análisis del suelo.
Encalado del suelo
La mayoría de los suelos brasileños se consideran ácidos. Cuando no se corrige, la acidez puede convertirse en un problema grave. Esta acidez se debe básicamente a la presencia de dos componentes: iones H+ y al+3, y se origina por el intenso lavado y lixiviación de nutrientes del suelo, la eliminación de nutrientes catiónicos por parte del cultivo sin una adecuada reposición, y también el uso de fertilizantes ácidos. Cuando la acidez es alta la medida más aconsejable para corregirla es el encalado. El encalado del suelo es la técnica recomendada para reducir esta acidez, donde la piedra caliza (CaCO3) – una roca de baja solubilidad, con el objetivo de corregir el pH del suelo, aumentar los niveles de calcio y magnesio, neutralizar el aluminio y preparar el ambiente para que las raíces tengan el crecimiento que proporcione el mejor desarrollo de los cultivos.
Además de los beneficios mencionados, Santiago y Rossetto también destacan el aumento de la disponibilidad de fósforo, ya que reduce los sitios de fijación de este elemento en el suelo; reducción de la toxicidad del aluminio y del manganeso mediante la formación de hidróxidos, que no se absorben; aumento de la mineralización de la materia orgánica y, en consecuencia, mayor disponibilidad de nutrientes. El encalado también favorece la nodulación y la consiguiente fijación biológica de nitrógeno, algo extremadamente importante en el cultivo de soja. Por lo tanto, el encalado es fundamental para mejorar las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, representando una de las mejores inversiones costo/beneficio para los productores rurales.
Según Sfredo (2008), el encalado debe realizarse al menos 90 días antes de la siembra de soja, para permitir la reacción de la caliza y la elevación del pH. También según este autor, en regiones con estación lluviosa y estación seca (6 meses para cada una), el encalado debe realizarse antes del final de la estación lluviosa, previo al cultivo del siguiente período, para brindar tiempo suficiente. para incorporar piedra caliza al suelo. Sfredo (2008) también menciona que la incorporación de piedra caliza debe realizarse a una profundidad mínima de 20 cm.
Plan de fertilización de ILSA Brasil para soja
Figura 1. Fases fenológicas del cultivo de soja y recomendación de fertilización de ILSA BRASIL.
Las plantas de soja prefieren suelos con contenidos de arcilla que oscilan entre 15 y 35 %. Los suelos deben tener buena estructura, con drenaje adecuado, buena capacidad de retención de agua y nutrientes disponibles para las plantas. La absorción de nutrientes por la soja, según Borkert et al. (1994), está influenciado por varios factores, entre ellos las condiciones climáticas, como la lluvia y la temperatura, las diferencias genéticas entre variedades, el contenido de nutrientes en el suelo y las diferentes prácticas culturales. La absorción de nutrientes se mide por la cantidad acumulada en las hojas y tallos de la planta y aumenta hasta alcanzar el punto de máxima acumulación que es a los 75 días (Sfredo, 2008b). A partir de este momento la acumulación disminuye, debido a la translocación de nutrientes a los granos en formación (Cordeiro et al., 1979).
El elemento más requerido por la soja es el nitrógeno (N). Según Sfredo (2008b), se estima que para producir 1000 kg de granos se necesitan 83 kg de N. Las fuentes de N necesarias para el cultivo de soja son: 1. el suelo, principalmente a través de la descomposición de la materia orgánica; 2. fijación no biológica, resultante de descargas eléctricas, combustión y vulcanismo; 3. fijación biológica del N atmosférico; y 4. fertilizantes nitrogenados, como lo menciona Crispino et al. (2001). El NO juega un papel fundamental en la planta, estando directamente ligado a la composición de aminoácidos y proteínas, constituyendo macromoléculas y enzimas, además de ser responsable del color verde oscuro de los vegetales y, al favorecer el desarrollo del sistema radicular, Mejora la absorción de otros nutrientes del suelo. Según Faquin (2005), el nitrógeno es uno de los nutrientes requeridos en mayores cantidades por las plantas, constituyendo de 2 a 5 % de la materia seca de la planta. ILSA Brasil cuenta con fertilizantes nitrogenados organominerales recomendados para el cultivo de soja, producidos a base de AZOGEL® y GELAMIN® – gelatinas hidrolizadas para uso agrícola, que aportan N durante todo el ciclo productivo. AZOGEL® es la matriz utilizada para la fabricación de fertilizantes de aplicación al suelo, y GELAMIN® para fertilizantes de aplicación foliar y/o fertirrigación.
La línea de fertilizantes Gradual MIX® se produce a partir de la matriz AZOGEL®, con formulaciones para su uso durante todo el ciclo productivo. Para el cultivo de soja, ILSA Brasil recomienda, para fertilizante base, las formulaciones 15-06-10 (para aplicación de potasio en línea) o 24-06-00 (cuando el agricultor opta por aplicar potasio vía KCl al acarreo). Entre los múltiples beneficios del uso de la línea Gradual MIX® se encuentran el N de asimilación por mayor tiempo – liberación gradual mediada por microorganismos del suelo, permitiendo un desarrollo vegetativo equilibrado; menores pérdidas de nutrientes minerales debido a la acción protectora de la materia orgánica con alto CIC y además evita carencias de nitrógeno, fósforo, potasio y calcio, macronutrientes esenciales para el crecimiento equilibrado de los vegetales. Además, Gradual MIX® promueve un aumento de la actividad biológica del suelo, mostrando afinidad con los microorganismos fijadores de N atmosféricos.
Para la suplementación nutricional foliar de la soja, ILSA Brasil® cuenta con los fertilizantes ILSAMIN Potente®, ILSAMIN Physio®, ILSAMIN Ágile® y ETIXAMIN Kally®, todos derivados de la matriz GELAMIN®. ILSAMIN Potente® es un fertilizante que debe ser utilizado en el surco de siembra, y contiene, además de los aminoácidos característicos de la matriz, también ácidos húmicos, fúlvicos e inductores de auxina. La presencia de estos elementos estimula el enraizamiento de las plantas, ya que ciertos aminoácidos se convierten en ácido indolacético (auxina) a través de diversas rutas metabólicas, como lo mencionan Goulart et al. (2011). Dicha conversión es importante para el inicio del desarrollo y establecimiento del eje raíz-brote de las plantas (TAIZ; ZEIGER, 2004). Además, estos ácidos orgánicos aumentan la capacidad de retención de agua del suelo y están directamente asociados con el aumento de la estabilidad de los agregados del suelo, mejorando su estructura y también aumentando la capacidad de intercambio catiónico (CIC). Estimulan la micro y macrofauna y favorecen una mejor absorción de nutrientes por las plantas, actuando también sobre el metabolismo hormonal.
ILSAMIN Physio®, a su vez, puede utilizarse desde la etapa VC hasta la etapa V4, normalmente asociada a la aplicación de glifosato, ya que contiene manganeso (Mn) en su composición. El Mn ayuda a reducir los daños causados por los herbicidas, favoreciendo, junto con los aminoácidos presentes en el fertilizante, la resistencia y/o la superación del estrés abiótico. En un ensayo publicado por Albrecht et al. (2018), la aplicación de biorreguladores enriquecidos con Mn tuvo éxito en atenuar los síntomas visuales de la fitointoxicación por glifosato, aumentando la masa de materia seca vegetal y el índice de clorofila, mostrando atenuación de los síntomas en plantas de soja. Los autores también muestran que la baja fitotoxicidad no interfirió significativamente con las características agronómicas y componentes productivos evaluados.
Otro excelente fertilizante que ofrece ILSA Brasil®, también derivado de la matriz GELAMIN®, es ILSAMIN Ágile®, que puede utilizarse durante todo el ciclo de producción de la soja. Este producto cuenta en su formulación con 16 aminoácidos esenciales que actúan directamente sobre el metabolismo de las plantas, promoviendo la resistencia al estrés – especialmente relacionado con factores ambientales como heladas, déficit hídrico y estrés térmico. Además, estimula el crecimiento saludable de las raíces y mejora la fotosíntesis, ya que los aminoácidos aumentan la velocidad de recuperación del daño. Además, Castro et al. (2011) mencionan que el uso de aminoácidos favorece el llenado del grano, genera un aumento en la altura de la planta y también en el número de vainas, aumentando la rentabilidad del cultivo.
Para la fase reproductiva de la soja, especialmente entre las etapas R4 y R8, se recomienda utilizar el fertilizante ETIXAMIN Kally®, que tiene una gran diferencia con relación a fertilizantes similares: aporte de potasio (K) y aminoácidos, simultáneamente. El OK juega un papel fundamental en el llenado del grano, ya que está asociado al proceso de translocación de azúcares y ácidos orgánicos provenientes de la fotosíntesis. Además del K, los aminoácidos también juegan un papel fundamental en la activación de enzimas y fitohormonas, lo que potencia tanto el proceso fotosintético como el metabolismo del transporte de azúcares en la planta. La fertilización con ETIXAMIN Kally® acelera y favorece el enraizamiento, aumenta la calidad del grano y además favorece la resistencia contra estreses bióticos y abióticos, ya que el potasio está directamente relacionado con la activación enzimática, promoviendo la protección del cultivo, además de aumentar el espesor de la cutícula foliar y la pared celular, lo que dificulta la entrada de fitopatógenos y el progreso de las infecciones. Es importante mencionar que el K también actúa en la regulación osmótica de la planta, lo que asegura la salud de la planta ante condiciones climáticas adversas.
Los aminoácidos presentes en las formulaciones de fertilizantes de ILSA Brasil aumentan la capacidad de las plantas para resistir condiciones adversas, ya sean de origen abiótico o biótico – por ejemplo, mayor resistencia a enfermedades y ataques de plagas. Esto se debe a que el N no se libera en un solo paso, sino a lo largo del ciclo, evitando la inhibición competitiva de la absorción de otros nutrientes responsables de la rigidez de los tejidos vegetales. Además, todos nuestros fertilizantes tienen un bajo impacto ambiental en toda la cadena productiva, contribuyendo a una agricultura sostenible y una alta rentabilidad para el productor.
Es importante mencionar que la fertilización a realizar en la finca debe ser racional, lo que presupone el uso adecuado de fertilizantes, evitando aplicaciones insuficientes o excesivas, con el fin de proporcionar a las plantas los nutrientes que efectivamente necesitan, en las condiciones adecuadas. cantidades y tiempos, preservando simultáneamente el medio ambiente. Para ello, es necesario no sólo conocer el estado de fertilidad del suelo, sino también saber si los nutrientes que contiene están siendo utilizados eficazmente por el cultivo. Por lo tanto, las dosis a utilizar no se describen en el texto ya que deben basarse en análisis de suelo y/o foliar y por recomendación de un ingeniero agrónomo.
Referencias bibliográficas
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TAÍZ, L.; ZEIGER, E. Fisiología vegetal. Porto Alegre: Artmed, 2004. 719p. (Traducción).
Autores
- Ing. Agr. Maestría en Ciencias. Aline Tramontini dos Santos
- Ing. Agr. Maestría en Ciencias. Carolina Custodio Pinto
- Ing. Agr. Maestría en Ciencias. Thiago Stella de Freitas